sábado, 26 de diciembre de 2009

La Comida / Texto para La Mancha #14




Estaba parada en la cocina, que por cierto es muy amplia. Mariana divagaba sobre los sabores salados, agridulce y dulces.
A ella le encantaba cocinar, se deleita haciéndolo.
Luego se va al pasado recordando que un día, un amigo escritor le hizo un poema alusivo a una carbonada que ella había hecho. También recordó una vez en que ella estaba de mal humor y cocinó como todos los días ¿ pero qué pasó? Algo había salido mal, estaba mala muy mala... la comida.
Entonces ella se dio cuenta que no lo había hecho con amor. ¡Claro, ese ingrediente le había faltado! Y como no lo echó si es caro, en realidad no tiene precio y en adelante siempre que cocina el primer ingrediente que echa es amor, cariño, dulzura; aparte de sal, orégano, cibulette, ají de color, pimienta o comino. Ajo y cebolla, pero lo que más le apasiona son las tortas, queques, kuchen, pie de limón, etc.
Esto le provoca un placer especial, al igual que un manjar, mermelada de frutillas, ya que puesto en el lugar adecuado es fantástico. A propósito de esto último supo que esto podría llevarla a una gran excitación sexual ya que se lo había contado una amiga.
¡Que gran amiga! Sino, jamás lo hubiese sabido... ¿saben que dos frutillas bien puestas en tus pezones te pueden hacer delirar o que colocando crema en ciertas partes de tu cuerpo te pueden llevar al clímax?
Entonces Mariana se alegra, se sienta en un piso de su cocina, que como ya dije es amplia y bonita, acerca el piso a al mesa, se prepara un café y enciende un cigarrillo, mira las cenefas de la pared y tomando cada sorbo se siente cansada y decide ir a recostarse y su última reflexión es que para que todo salga rico hay que hacerlo con amor.

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