martes, 29 de septiembre de 2009

Del libro SUEÑOS Y REALIDADES.





AÑORANZAS DE QUILICURA

En un día cualquiera camina la Rosario en forma taciturna. Su mente divaga, algo perturbada con ciertos recuerdos. ¿Dónde quedó aquél piteo y aquella estación del tren de Quilicura?...En una mañana brumosa, los rieles humedecidos y los durmientes muertos de frío, las casas colindantes, viejas y blancas, el pasto verde y el olor a campo...Las casas coloniales que dejaron huellas fantasmales y la acequia que cruzaba Quilicura.

Rosario camina por las tardes y extraña los viñedos de la Avenida Manuel Antonio Matta. Largas hectáreas de parras de uva ya no están, sólo hay viviendas y un mall que llama a la modernización. Ella piensa que se están salvando los cerros, la Fiesta de Cuasimodo, la rica chicha de la bodega Santa Rosa con sus estribos, espuelas y cachos de baguales, las ricas empanadas y las tortillas de rescoldo que tanto le gustan.

Rosario, con ansias espera que lleguen cada año las Fiestas Patrias para poder disfrutar de las fondas dieciocheras, ver algunos huasos pasar a caballo y un buen juego de rayuela. La alucina la casona de la familia Lira, donde pareciera que el tiempo se detuvo en el pasado, con sus grandes tinajas, faroles y un nogal que si nos pudiera hablar, qué cosas nos podría contar. También la seduce la Chacarilla, todavía con algo de rural, se pasean los pavos reales, se divisan grandes colas de zorro y una vieja victoria.

Rosario, con nostalgia recuerda aquellas calles polvorientas. Atrás quedaron los días en que ella transitaba por las mañanas y se encontraba con una lechuga o una “señora” acelga. Ella se pregunta ¿qué será del señor que vendía el motemey?, y recuerda su cántico “motemey, calentito el motemey”. Rosario se asomaba al ventanal y a lo lejos lo veía acercarse con su farolito.

Rosario, con orgullo se refiere a su plaza, la plaza de Quilicura, más linda que cualquiera de otra comuna, con sus grandes árboles y agraciados jardines. Con picardía, le pasa el dato a una amiga del restaurante La Peñita, que también tiene su encanto, y de paso, le comenta del valle Lo Campino y de la casina del fundo El Carmen, con su rojo colonial y sus tejas envejecidas. Ella sólo quiere rescatar los patrimonios y raíces culturales de su amada Quilicura.

Antes de terminar, quiero contarles algo que hace la Rosario. Bueno...es un secreto:

Ella me contó de una casita vieja en la calle Carampangue, cuyo aroma a flores, árboles y campiña es tan intenso, que cuando pasa respira lento, muy lento, y entonces, cuando nadie la observa, se devuelve dos, tres o más veces y luego, despacito, vuelve a inspirar.

Sé que este secreto de Quilicura no saldrá.


Filadelfia Moreno / Quilicura / 2001
Fotografía: casa de la calle Carampangue, Quilicura.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Donde la Palma 2 / Reunión de amigos para cerrar el año 2008

LA NIÑA / Este texto lo publiqué en La Mancha # 2





Dedicado a mi madre Rosa López Flores


Ahi estaba la niña,
sentada en la silla.
Silla de mimbre o paja
testigo de su propia pesadilla.
Orines que corrían
lágrimas que caían.

Luego, en otro lugar
la madre vaciaba sus pechos.
Dejó la leche en aquél hospital sombrío.

La niña en la silla
muerta de frío,
le quitó el alimento otro niño
recién nacido.

El niño ha quedado dormido,
la madre con dinero
y la niña, en el suelo dormida.

La misma niña ha crecido,
no sabía quién le robaba la leche
hasta que a su padre vio correr
al baño varias veces.
Con la ayuda de la “pichoga” lo descubrió.
Pilló al ladrón,
salvó su leche.

lunes, 21 de septiembre de 2009

Fotografías / "La liberación"

MICROCUENTO / Lo publiqué en La Mancha # 6






SEDUCIDA EN SANTIAGO


Ahí estaba Rebeca, paralizada por la destreza de aquél pintor de la Plaza de Armas; pensaba que ella nunca tuvo gracia para trazar un rostro, menos un cuerpo.
Al mirar a su izquierda, le llamó la atención un cuadro, donde está retratado un mendigo; su rostro lo asoció al hombre que acaba de ver en la catedral. ¡Si!, el mismo, pintado tal cual, con sus harapos, su gorro sucio. Con su rostro curtido por el sol.
La melancolía, tan bien proyectada... ¿Cómo un pintor podía atrapar a ese hombre de tal forma?
Mientras, calor y smog, perfecta combinación para aquel paseo.



Filadelfia Moreno

Fotografía / " En un charco de lluvia".



Esta soy yo en un arreglo fotográfico que me hizo Amanda Espejo.
La quise poner aquí....

domingo, 20 de septiembre de 2009

Lalito Down / Un texto que escribí para La Mancha # 3



LALITO DOWN


Nunca he viajado fuera de Chile, sí lo he hecho dentro del país.
Ahora voy a contarles mis viajes de vacaciones en Viña Del Mar, en casa de mi tía Nena, donde habían seis primos. El mayor era Ricardo, líder del grupo, luego Andrés, Rolando, Mauricio, Lalito y Liliana.
Lalito era un primo con síndrome de down, pero siempre lo trataron como si fuera un niño normal.
En uno de mis viajes, al llegar a la casa de mi tía, vi que mis primos se tiraban en bicicleta desde la cima de la calle Vista Mar que da a AV. Agua Santa, luego se me pegó el entusiasmo y partí haciéndome la valiente para yo así hacer lo mismo. Llegue a la parte mas alta de la calle, me subí a la bicicleta y me lance “creo que debería haberlo pensado muy bien antes de hacerlo“ pues cuando comencé a tomar vuelo y más vuelo, vi que se me acercaba AV. Agua Santa y los frenos no me hacían caso. Empecé a ver buses y autos que pasaban por la avenida. Pronto comprendí que si no hacía algo, me convertiría en un paquete de carne molida. Así que no me quedó otra que tirarme corriendo con los pies y así pude frenar.
En otro viaje, al llegar nuevamente a Viña Del Mar, mis primos y todos sus amigos andaban en skate, con las manos en el skate y los pies hacia arriba. Yo comencé a practicar tímidamente en el living de la casa de mi tía; luego lo practique en el jardín que tenía baldosas y me fui nuevamente a la cima de la calle, me subí al skate y me tire como una loquita; cuando iba por el plano el skate se paro y caí. Resultado, el pie se me hinchó como una sandía, me quedó una herida no pudiendo enyesarme y tuve que pasar varios días en cama. ¡¡¡SNIFF!!!
Como no recordar cuando almorzábamos y si pestañaba se me desaparecía el bistec y todos los niños se reían. Yo le reclamaba a mi tía por ello... o como cuando sacaba a pasear a Lalito Down, lo tomaba de la mano y caminábamos toda Vista Mar hasta llegar a AV. Agua Santa. Yo le hablaba, él se dedicaba a mirar los autos y cuando me quería devolver a la casa Lalito me daba vuelta de la mano de un dos por tres, por que no quería irse; lo tomaba por la cintura y él se ponía tieso y pesaba el triple de su peso y ponía una leve sonrisa en su cara , lo subía como podía y todos se reían en la forma que llegaba con él.
Para qué decir cuando él tiraba botellas de remedio o cualquier cosa que él tomara. Todos salíamos arrancando, o cuando estábamos en la piscina de su casa y su sonrisa delataba que se había defecado en ella.
Hace poco estuve en el funeral de Lalito, estaban mis primos llorando. Mauricio coloco arriba del ataúd el chipote chillón, con el que Lalito le pegaba a toda la gente que pudiera, poniendo así su leve sonrisa. Lalito tenia veintiocho años y ese día me entere que además de ser un niño Down era autista, es por ello que jamás hablo… ¡ Pero puchas que lo pase bien con él y mis demás primos en mis vacaciones !
De estos viajes podría haberles contado lo hermoso de Viña, Con Con, Valparaíso. Olmué, Villa Alemana o tantas partes... pero de estos viajes, es el lado humano lo que me llevó a escribir esta historia; las emociones, miedos que pasé, la sonrisa de mis amigos y primos, todo esto dejó una huella inolvidable en mi mente, cosas que jamás olvidaré y que aún recuerdo.


Filadelfia Moreno