domingo, 20 de septiembre de 2009

Lalito Down / Un texto que escribí para La Mancha # 3



LALITO DOWN


Nunca he viajado fuera de Chile, sí lo he hecho dentro del país.
Ahora voy a contarles mis viajes de vacaciones en Viña Del Mar, en casa de mi tía Nena, donde habían seis primos. El mayor era Ricardo, líder del grupo, luego Andrés, Rolando, Mauricio, Lalito y Liliana.
Lalito era un primo con síndrome de down, pero siempre lo trataron como si fuera un niño normal.
En uno de mis viajes, al llegar a la casa de mi tía, vi que mis primos se tiraban en bicicleta desde la cima de la calle Vista Mar que da a AV. Agua Santa, luego se me pegó el entusiasmo y partí haciéndome la valiente para yo así hacer lo mismo. Llegue a la parte mas alta de la calle, me subí a la bicicleta y me lance “creo que debería haberlo pensado muy bien antes de hacerlo“ pues cuando comencé a tomar vuelo y más vuelo, vi que se me acercaba AV. Agua Santa y los frenos no me hacían caso. Empecé a ver buses y autos que pasaban por la avenida. Pronto comprendí que si no hacía algo, me convertiría en un paquete de carne molida. Así que no me quedó otra que tirarme corriendo con los pies y así pude frenar.
En otro viaje, al llegar nuevamente a Viña Del Mar, mis primos y todos sus amigos andaban en skate, con las manos en el skate y los pies hacia arriba. Yo comencé a practicar tímidamente en el living de la casa de mi tía; luego lo practique en el jardín que tenía baldosas y me fui nuevamente a la cima de la calle, me subí al skate y me tire como una loquita; cuando iba por el plano el skate se paro y caí. Resultado, el pie se me hinchó como una sandía, me quedó una herida no pudiendo enyesarme y tuve que pasar varios días en cama. ¡¡¡SNIFF!!!
Como no recordar cuando almorzábamos y si pestañaba se me desaparecía el bistec y todos los niños se reían. Yo le reclamaba a mi tía por ello... o como cuando sacaba a pasear a Lalito Down, lo tomaba de la mano y caminábamos toda Vista Mar hasta llegar a AV. Agua Santa. Yo le hablaba, él se dedicaba a mirar los autos y cuando me quería devolver a la casa Lalito me daba vuelta de la mano de un dos por tres, por que no quería irse; lo tomaba por la cintura y él se ponía tieso y pesaba el triple de su peso y ponía una leve sonrisa en su cara , lo subía como podía y todos se reían en la forma que llegaba con él.
Para qué decir cuando él tiraba botellas de remedio o cualquier cosa que él tomara. Todos salíamos arrancando, o cuando estábamos en la piscina de su casa y su sonrisa delataba que se había defecado en ella.
Hace poco estuve en el funeral de Lalito, estaban mis primos llorando. Mauricio coloco arriba del ataúd el chipote chillón, con el que Lalito le pegaba a toda la gente que pudiera, poniendo así su leve sonrisa. Lalito tenia veintiocho años y ese día me entere que además de ser un niño Down era autista, es por ello que jamás hablo… ¡ Pero puchas que lo pase bien con él y mis demás primos en mis vacaciones !
De estos viajes podría haberles contado lo hermoso de Viña, Con Con, Valparaíso. Olmué, Villa Alemana o tantas partes... pero de estos viajes, es el lado humano lo que me llevó a escribir esta historia; las emociones, miedos que pasé, la sonrisa de mis amigos y primos, todo esto dejó una huella inolvidable en mi mente, cosas que jamás olvidaré y que aún recuerdo.


Filadelfia Moreno

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